Todos los Gobiernos deben aumentar la inversión en la atención primaria de salud [1]
En vísperas de la reunión de alto nivel sobre la Cobertura de Salud Universal, la Organización Mundial de la Salud publicó este domingo su Informe de Monitoreo Global 2019 [4], que llama a los Gobiernos de todos los países a invertir un 1% adicional de su Producto Interno Bruto en atención primaria de salud.
El acceso a los servicios sanitarios básicos se ha ampliado entre todos los grupos de población, especialmente en los países de renta baja; sin embargo, las naciones más pobres siguen muy rezagadas y su avance es muy lento, además de que cada vez más gente se ve obligada a pagar de su bolsillo por los cuidados de salud, reporta el documento.
Los datos de la OMS indican que en el año 2000 el 45% de la población global tenía cobertura de salud y que para 20017 el número había subido al 66%. Los países de renta baja lideraron este progreso sobre todo gracias a programas y políticas puntuales contra enfermedades infecciosas y, en menor medida, por mayores asignaciones a servicios de salud reproductiva, materna e infantil.
En el Informe de seguimiento de la cobertura sanitaria universal se indica que de aquí a 2030 será necesario duplicar la cobertura sanitaria, y se advierte que, de mantenerse la tendencia actual, hasta 5000 millones de personas seguirán sin acceso a atención de salud en 2030, el plazo establecido por los líderes mundiales para lograr la cobertura sanitaria universal. La mayor parte de esas personas son pobres y ya se encuentran en situación desfavorecida.
El ritmo de los avances, no obstante, ha sido más lento desde 2010.
El ingrediente esencial para superar las barreras es un compromiso político firme de los líderes mundiales.
Los países de renta media, por su parte, sumaron en números absolutos la mayor cantidad de población sin cobertura básica de salud en 2017.
Compromiso político
El informe afirma que se puede alcanzar la cobertura de salud universal para 2030 si se aceleran los esfuerzos en esa dirección y sostiene que aumentar la atención primaria es la forma de lograrla.
Para garantizar que todas las personas ejerzan su derecho humano a la salud, los líderes políticos tienen que tomar las decisiones correctas y optar por medidas económicas, financieras y sociales racionales que conduzcan hacia la cobertura universal.
El doctor Tedros Ghebreyesus, director general de la OMS, aseguró que está en manos de los líderes políticos y las instituciones lograr esa meta.
“Es un objetivo ambicioso pero alcanzable. Siempre he dicho que la cobertura de salud universal es, ante todo, una opción política. El ingrediente esencial para superar las barreras es un compromiso político firme de los líderes mundiales”, enfatizó Tedros.
En sentido opuesto
El informe recuerda que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible plantea lograr la cobertura sanitaria universal para 2030 y resalta que todas las personas deben recibir servicios médicos de calidad sin que esto les cueste dificultades financieras.
Pero en la realidad ha ocurrido lo opuesto, ya que el aumento de la cobertura de salud se ha basado en el desembolso directo de individuos y familias, cuyo gasto en esos servicios ha crecido continuamente del 2000 al 2015, consumiendo una tajada cada vez más grande de sus ingresos.
Unos 930 millones de personas gastaron más del 10% de sus ingresos en cuidados de salud en 2015, mientras que para cerca de 210 millones esa partida fue de 25% durante el mismo año.
La gente pobre tiene menos cobertura incluso de servicios tan básicos como las vacunas, las instalaciones de saneamiento y los cuidados prenatales. Por lo general, las áreas rurales tienen menos cobertura que las urbanas, aunque en algunas regiones se invierte esa tendencia y las capas más pobres de la población tienen menos cobertura en las zonas urbanas que en las rurales.
En cuanto al acceso a servicios de salud sexual, reproductiva e infantil, la OMS refiere una mejora, pero aclara que muchas mujeres y niños aún no lo tienen, especialmente en África. Detalla también que las mujeres pobres de las áreas rurales son las más afectadas.
Por otra parte, las enfermedades crónicas aumentan entre hombres y mujeres, causando más del 70% de las muertes.
La publicación subraya que los patrones de género y las relaciones de poder tienen gran influencia en el acceso de las mujeres a los servicios sanitarios y de diagnosis temprana, en tanto que los conceptos nocivos de masculinidad y la publicidad agresiva del tabaco y el alcohol aumentan los riesgos de salud de los hombres y reducen su disposición a recibir atención médica.
Retos
Para los países de renta alta y media alta con una cobertura de salud amplia el reto es mantener y hacer cada vez más eficiente esa cobertura. En cambio, para las naciones de renta media y media baja con cobertura amplia, pero en gran parte pagada por los propios individuos, el desafío es garantizar mecanismos inclusivos que eximan a las personas de desembolsos en detrimento de sus ingresos.
Los países con baja cobertura y grandes dificultades financieras, por su lado, necesitan una reforma profunda de la provisión y el financiamiento de sus servicios de salud, así como buscar la disminución de las inequidades.
Los países con cobertura baja y pocas dificultades financieras, que normalmente son Estados muy vulnerables o afectados por conflictos, precisan sentar los cimientos de sus sistemas de salud, incluyendo sus recursos humanos, cadenas de suministro e infraestructura.
Mayor inversión
Alcanzar la atención primaria de salud requiere de una inversión adicional de 200.000 millones de dólares al año y lograr la cobertura universal demanda 170.000 millones más.
La OMS especifica que si bien esta cantidad parece muy grande, ampliar la atención primaria en los países de renta baja y media podría salvar 60 millones de vidas e incrementaría la expectativa un promedio de 3,7 años para 2030.
Con respecto al Informe
La preparación del Informe mundial de seguimiento de la cobertura sanitaria universal 2019 ha corrido a cargo de la Organización Mundial de la Salud, con aportaciones del Banco Mundial, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el UNICEF.
El capítulo 2 del informe se basa en el informe de seguimiento sobre la protección financiera 2019, patrocinado conjuntamente por la OMS y el Banco Mundial. En este informe se establecen los valores de referencia regionales y mundiales de 2015 para los indicadores de gastos sanitarios catastróficos y empobrecedores, y se infieren, a partir de las tendencias anteriores, los retos futuros en la protección de las personas ante las consecuencias financieras del pago directo de los servicios de salud que necesitan.