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Publicado en: 16/05/2025

De la política al plato: cómo los países pueden reducir el consumo de sal y proteger la salud de la población

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El consumo excesivo de sal contribuye a infartos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades no transmisibles (ENT) potencialmente mortales. La evidencia muestra que reducir el consumo de sal en un 25% mediante políticas sólidas de salud pública podría prevenir hasta 900 000 muertes por ECV en la Región para 2030. Abordar este problema debe ser una prioridad, ya que las ECV siguen siendo la principal causa de muerte en la Región —responsables de 4 millones de fallecimientos anuales—, afectando especialmente a hombres y a poblaciones del este de la Región.

Consumo de sal: identificar la fuente principal

A nivel individual, controlar la ingesta de sal es muy difícil, ya que más del 70% proviene de alimentos procesados.

“Los países necesitan herramientas para identificar y controlar las principales fuentes de consumo de sal. Por eso, el principal consejo para los responsables de políticas es centrarse en recopilar datos y aprender cuál debería ser el foco de acción”, explica la Dra. Maria João Gregório, colíder del paquete de trabajo sobre Regulación y Fiscalidad del proyecto JA PreventNCD, que apoya mejores políticas sobre ENT en la Unión Europea.

La experiencia de Portugal: regulación y apoyo público

Como directora del Programa Nacional para la Promoción de una Alimentación Saludable de Portugal, Maria João ha coordinado políticas de reducción de sal en el país durante más de cinco años y comparte ideas basadas en su experiencia.

Portugal fue uno de los primeros países de la Región en establecer un objetivo obligatorio de sal para el pan en 2009. Dado el papel central del pan en la dieta portuguesa, el objetivo inicial de 1,4 g de sal por cada 100 g de pan fue un primer paso estratégico. Hoy, mediante un acuerdo voluntario con el sector de productos horneados, Portugal ha ido más allá —reduciendo el límite a 1 g por cada 100 g.

Un acuerdo voluntario similar se aplicó a otras categorías de alimentos con alto contenido de sal, como las populares sopas de verduras listas para comer.

Superar posibles barreras

“Algunas políticas de reducción de sal, como los impuestos o la reformulación obligatoria, no son fáciles de implementar”, admite Maria João. Las empresas alimentarias no suelen estar dispuestas a apoyar medidas regulatorias como la reformulación obligatoria o el etiquetado.

Algunos avances solo se lograron tras presiones políticas. En 2016, una propuesta de impuesto sobre la sal en Portugal no fue aprobada por el parlamento, que recomendó en su lugar llegar a un acuerdo voluntario con la industria. Esta dinámica política condujo a negociaciones fructíferas y demuestra cómo el contexto político más amplio puede influir en la estrategia adoptada.

Tres lecciones de política

Según Maria João, hay tres estrategias esenciales que pueden ayudar a los países a diseñar políticas eficaces de reducción de sal:

1. Recoger mejores datos
“No se puede gestionar lo que no se mide”, afirma. Maria João aboga por dos líneas principales de recopilación de datos: la vigilancia regular de la salud y el consumo de alimentos para comprender las tendencias nacionales, y el acceso a datos actualizados sobre la composición nutricional. A menudo, los gobiernos no tienen acceso a información sobre los ingredientes de los alimentos procesados, lo que reduce la eficacia de las políticas y su evaluación.

2. Cooperar e intercambiar buenas prácticas
“Con la globalización del entorno alimentario, y considerando que los desafíos y las barreras son similares en muchos países, nuestras respuestas políticas deberían estar coordinadas”, señala Maria João.

El aprendizaje entre pares y la colaboración regional son esenciales para superar obstáculos comunes, como la falta de voluntad política y el escaso apoyo de la industria alimentaria a las medidas regulatorias.

3. Usar la compra pública de alimentos como palanca
Las instituciones públicas —como escuelas, hospitales y prisiones— compran grandes volúmenes de alimentos. Los gobiernos pueden establecer estándares, por ejemplo, en los niveles de sal en los alimentos adquiridos por estas entidades, y garantizar el monitoreo y la evaluación periódica para verificar el cumplimiento. Esta es una herramienta poderosa para moldear el sistema y el entorno alimentarios.

Clave del éxito: buen diseño de políticas y comunicación

Como colíder del Paquete de Trabajo 5 en el proyecto JA PreventNCD, Maria João ahora apoya a países de toda la Unión Europea en la implementación de políticas eficaces para mejorar los entornos alimentarios y combatir las ENT. El proyecto se centra en herramientas regulatorias y fiscales, incluidas las “políticas de impacto rápido” recomendadas por la OMS, que pueden ofrecer resultados medibles en salud en 1 a 5 años, dentro de un ciclo político:

Etiquetado nutricional en el frente del envase: el equipo está desarrollando un marco armonizado para evaluar el impacto del etiquetado en el comportamiento del consumidor, las elecciones alimentarias y la reformulación de productos.

Reformulación de alimentos: se están recopilando datos nutricionales para almacenarlos en una base de datos a nivel de la UE, lo que permitirá hacer comparaciones y realizar seguimientos a lo largo del tiempo.

La experiencia de Portugal demuestra que, cuando las políticas están bien diseñadas y comunicadas, el apoyo público es fuerte. Por ejemplo, el impuesto del país a las bebidas azucaradas cuenta con el respaldo del 80% de la población. Un factor clave de éxito, subraya Maria João, fue vincular claramente la política con resultados de salud e invertir los ingresos fiscales en el sistema nacional de salud.

Con un sólido respaldo público y una buena base de evidencia, los países de la Región Europea de la OMS pueden crear un entorno alimentario que promueva la salud. “Usa tus datos. Conoce tu panorama alimentario. Concéntrate en las mayores fuentes de sal en la dieta. Comienza con la compra pública de alimentos. Y cuando la ciencia esté de tu lado, no temas enfrentar las dificultades”, concluye Maria João.