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Publicado en: 07/05/2018

Entrevista con Carina Vance (Isags): "No fortalecer la integración regional implica retrocesos que tienen impactos directos en la vida y la salud de las personas"

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André Antunes - EPSJV/Fiocruz

Brasil forma parte de un grupo de seis países que anunció el 19 de abril la suspensión por tiempo indefinido de su participación en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). La decisión, tomada en conjunto con los gobiernos de Argentina, Perú, Colombia, Chile y Paraguay, fue motivada por un impasse que se viene desarrollando hace más de un año en la Unasur, en torno a la falta de consenso respecto a la indicación del embajador argentino José Octávio Bordón como nuevo secretario general del organismo. Bordón fue indicado por Argentina a principios de 2017 y apoyado por Brasil y demás países del grupo. La falta de consenso-condición impuesta por el regimiento de la Unasur para el nombramiento del secretario general- abrió una polarización en el interior del bloque entre los países llamados bolivarianos, como Venezuela y Bolivia, y aquellos con gobiernos más conservadores, caso de Brasil y de los demás países que anunciaron la suspensión de sus actividades. En esta entrevista, Carina Vance, directora ejecutiva del Instituto Sudamericano de Gobierno en Salud (Isags), órgano vinculado al Consejo de Salud de la Unasur y única estructura del bloque con sede en Brasil, habla sobre los perjuicios que la decisión debe acarrear para la integración regional a partir de la cooperación en salud y hace un balance de los avances obtenidos por el organismo en el campo de la salud. Alerta de lo que la paralización de la entidad representa desde el punto de vista de la unidad sudamericana en organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en los últimos años ha encubierto la llamada 'cobertura universal de salud', perspectiva que se choca con los principios que rigen los sistemas universales de salud, que según Carina el Isags busca promover entre los países miembros de la Unasur. Para ella, el vaciamiento de la Unasur también representa menos poder de negociación de los países de la región ante el gran capital y sus intereses en el área de la salud, como la industria farmacéutica.

¿Qué viene sucediendo en la Unasur?

Creo que un momento muy importante fue el final del mandato del secretario general anterior, el ex presidente de Colombia Ernesto Samper. Unasur tiene un proceso de decisiones que requiere consenso. Si uno de los países no tiene la misma posición que los demás, entonces no hay posibilidad de que la decisión sea tomada. La dificultad con esto es que obviamente las decisiones que no alcanzan consenso, no pueden ser tomadas, lo que puede retrasar los procesos. Desde enero del año pasado, los doce países no logran un consenso sobre quién debe ser el próximo secretario general y, en ese sentido, es una dificultad ya que la Secretaría General tiene una serie de funciones importantes para el funcionamiento del organismo y para cumplir las expectativas, los objetivos del mecanismo de integración que es la Unasur. El marco actual involucra también cuestiones presupuestarias relacionadas con la salida de los países. Algunos de ellos dejaron de contribuir financieramente con la Unasur hace algunos años. Es el caso de Brasil que dejó de hacer los aportes desde el 2016 - de Paraguay también, que desde 2014 no hace su aporte. Ahora tenemos obviamente una limitación grande hacia la participación de los países y en el sentido presupuestario.

¿De qué forma ha afectado las actividades de Isags?

El objetivo de Isags es acompañar la construcción de políticas públicas en los países, políticas regionales. Nuestro trabajo tiene el reconocimiento de los ministros de Salud de los países y que ahora, sin duda, está en riesgo, bajo amenaza de no poder continuar. Hemos cancelado muchas de las actividades que habíamos planeado y, a solicitud de los propios países, estamos ahora enfocando en los estudios que tienen una necesidad presupuestaria menor. Por ejemplo, estamos haciendo un estudio sobre la judicialización de la salud, sobre todo en el área de medicamentos que es un tema que muchos de los países han priorizado y solicitaron a Isags subsidios para entender mejor cuál es la situación a nivel regional. Hoy, no existe un estudio que considere la situación de los doce países, identifique los procesos como están en los otros países, y el impacto potencial de la judicialización en el presupuesto de los ministerios de Salud.

Estamos haciendo otros estudios sobre cambio climático, también una actualización del libro sobre los sistemas de salud de los países de la Unasur. Tenemos una estrategia de potenciar el sitio de Isags para que las publicaciones sean mucho más accesibles a la población y puedan ser una herramienta para que los ministerios conozcan las áreas prioritarias de los sistemas de salud. Por lo tanto, tenemos mapas sobre políticas de salud intercultural, sobre políticas relacionadas con el embarazo en la adolescencia, muchos estudios referentes a medicamentos, siendo el último de ellos un mapeo de la capacidad productiva de los países, tanto en el sector público y en el privado.

¿Puede hablar sobre los proyectos que quedaron inviabilizados ante ese cuadro?

Hemos cancelado algunas actividades, por ejemplo, habíamos planeado un encuentro con las autoridades responsables de los medicamentos en los 12 países de la Unasur y de evaluación de tecnologías sanitarias. Era un trabajo de sistematizar las listas de medicamentos esenciales y ese encuentro era importante para todos compartir sus estrategias. La evaluación de las tecnologías sanitarias es un proceso aún incipiente en muchos países, por lo que es muy importante compartir experiencias para poder potenciar un mecanismo valioso para la toma de decisiones sobre los medicamentos y su incorporación a las listas de medicamentos esenciales, haciendo análisis de la eficacia de los medicamentos, de los precios. El evento fue cancelado o postergado, y se reunir a las autoridades y expertos internacionales en el funcionamiento de las redes integradas de los servicios de salud de los países. Uno de nuestros objetivos es eliminar las barreras de acceso a los servicios. Tenemos como Unasur el objetivo de consolidar sistemas de salud universales. Y en ese sentido tenemos que trabajar continuamente en identificar cuáles son las barreras que la población encuentra para acceder a los servicios.

Usted ha hablado del papel del Isags y de la Unasur también en el sentido de fortalecimiento de los sistemas universales de salud en los países miembros. ¿En qué sentido lo que sucede hoy puede ser relacionado con un cuadro más amplio, ya que tenemos hoy la propuesta de la cobertura universal de salud, que ha sido criticada por ser más restrictiva que los sistemas universales?

Nuestra misión es poder aportar a los países información y conocimientos sobre las políticas públicas y sus impactos. ¿Cuáles son las políticas públicas que han sido más positivas para el objetivo de la Unasur, que es promover los sistemas de salud universales, basados ​​en la inclusión, en los principios de equidad, de la democracia? En este sentido, por ejemplo, en el debate sobre la cobertura universal, hemos generado información, conocimientos y espacios de debate sobre este tema, y ​​vemos que es muy importante presentar evidencia sobre el impacto negativo que puede tener una focalización de los servicios de salud para la salud población. Otro tema es la disminución del presupuesto en los sistemas. Vemos hoy en cada vez más países en el mundo una situación de limitación en el presupuesto, redireccionamiento de los recursos de salud a otras áreas y los impactos negativos que ello tiene.

En ese sentido, creemos que cuando hablamos de sistemas de salud universales no es suficiente tener una cobertura financiera para la población. El acceso a la salud ya la posibilidad de que la población tenga más salud y la mejor salud posible, va más allá del aspecto financiero.

¿Usted ve ahora ese momento como reflejo de un giro en la política exterior brasileña, de una dinámica en la cooperación sur-sur hacia una dinámica de cooperación norte-sur? ¿Y qué perjuicios puede traer?

Creo que tenemos una experiencia riquísima en nuestra región y en muchos aspectos tenemos un enfoque que es difícil imaginar en los países del norte. Las políticas de alimentación sana, por ejemplo. Tenemos los dos países en el mundo que tienen un etiquetado de los alimentos procesados ​​de forma obligatoria, que son Ecuador y Chile. Usted ni siquiera está cerca de tener eso en países como Estados Unidos. Es sólo un ejemplo, creo que tiene muchos más, el enfoque sobre la salud intercultural es otro. Es importantísimo generar espacios para compartir esas experiencias. Nosotros hicimos un estudio con Chile, Ecuador y Bolivia el año pasado sobre la interferencia de la industria de alimentos procesados ​​en la implementación de políticas como el etiquetado. En realidad somos exportadores de políticas que tienen un impacto positivo sobre la salud de la población. No quiero decir con eso que no tenemos que mirar hacia el norte, tenemos también, pero no podemos olvidar el propio SUS y nuestros sistemas de salud.

Entonces, creo que sería realmente una pérdida enorme para la región, muchos pasos hacia atrás. Sería perder espacios para la identificación de estrategias y políticas sobre los problemas que tenemos en común que necesitan ser compartidos. Otro ejemplo: en nuestra región tenemos una perspectiva particular sobre la cuestión del acceso a los medicamentos. Es diferente de la perspectiva de muchos países de Europa y Estados Unidos, que son productores, entonces a menudo defienden los intereses de la industria farmacéutica.

Por lo tanto, son sólo ejemplos, pero creo que en la salud de forma integral usted encontrará en todas las áreas un enfoque particular de América del Sur, que es fundamental que conozcamos, que compartimos, la fortalezcamos en defensa de los intereses de una población que históricamente ha sido marginada, históricamente ha sido víctima de muchas de las políticas y estrategias de países que defienden intereses que no son los de nuestra población. No fortalecer la integración regional implica retrocesos que tienen impacto directo en la vida y la salud de las personas.

¿Cuál es la especifidad de la Unasur en relación a otros organismos multilaterales, como el Mercosur?

Una de las particularidades de la Unasur es justamente el hecho de concentrarse mucho en las áreas sociales. Es una cosa que tiene en otros organismos, pero con un enfoque mucho menor. El propio Mercosur está más orientado a la integración comercial, a temas económicos. El más valioso de la Unasur es justamente el enfoque sobre los aspectos sociales. En el campo de la salud usted puede tener países que tienen diferencias ideológicas muy grandes, marcadas, pero cuando usted tiene que fortalecer el sistema de vigilancia debido a la emergencia de enfermedades como la fiebre amarilla, o como la introducción nuevamente en la región del sarampión y otras enfermedades, la diferencia ideológica no puede ser una barrera para hacer un trabajo conjunto.

Entonces creo que vamos a salir de esa situación y espero que los países y representantes de los países puedan sentarse, dialogar, encontrar soluciones porque es un mecanismo de integración regional muy valioso, frente a un mundo donde muchas veces hay una presencia muy fuerte de Estados Unidos y, de los países de Europa que tienen posiciones particulares en el tema de salud, mucho más enfocadas en el aspecto de seguridad. Entonces, desde una región como América del Sur y como representantes del Sur global tenemos la necesidad de actuar colectivamente porque tener una misma posición, pero actuar individualmente, separadamente, sin duda debilita la posición de los países en los ámbitos internacionales, por ejemplo, en la Asamblea Mundial de la Salud [instancia decisoria de la OMS]. Tomando posiciones conjuntas como Unasur tenemos un peso mucho mayor y ganamos capacidad de llamar la atención del mundo de una manera muy diferente. Entonces esperamos que la Unasur pueda tener continuidad, pueda profundizar el trabajo que viene haciendo y creo que la salida más importante es el diálogo; es lo que está proponiendo a Bolivia que ha sido muy clara sobre apertura al diálogo. Esperamos que esto pueda generar frutos que permitan alcanzar las aspiraciones que tenemos con la población sudamericana.