Los datos recibidos hasta el 6 de marzo de este año revelan que se han registrado 38 muertes por sarampión en Europa, el mayor número de casos notificados de la enfermedad en los últimos 25 años. En 2023, se reportaron 127.350 casos, el doble de los registrados el año anterior. El estudio, realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que el sarampión, que estaba en declive desde 1997, ha vuelto a aumentar de manera alarmante.

En 1997, Europa registró 216 mil casos de sarampión, cifra que disminuyó a 4.440 en 2016. Sin embargo, entre 2018 y 2019, el virus resurgió con fuerza, pasando de 89 mil a 106 mil notificaciones. Las agencias de la ONU atribuyen este aumento a la caída en las campañas de inmunización durante la pandemia de Covid-19. El pico más reciente de infecciones ocurrió entre 2023 y 2024, período en el que las tasas de vacunación en muchos países aún no habían regresado a los niveles previos a la pandemia.

La OMS advierte que el sarampión ha vuelto a ser una amenaza global, y el número récord de casos debe servir como una señal de alerta. "Sin inmunización, no hay manera de vencer al virus, que no descansa", destacó la organización. En 2023, Europa concentró un tercio de todos los casos de sarampión en el mundo. Para Unicef, el aumento de notificaciones refleja la baja cobertura de vacunación, y los gobiernos deben tomar medidas urgentes para invertir en profesionales de salud, campañas de prevención y concientización.

El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo y puede llevar a complicaciones graves como neumonía, encefalitis, diarrea, deshidratación e incluso ceguera. Además, el virus daña el sistema inmunológico, dejando a los sobrevivientes más vulnerables a otras infecciones. En países como Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Rumania, menos del 80% de los niños fueron vacunados contra el sarampión en 2023.

Ante este escenario, la OMS y Unicef refuerzan que el sarampión sigue siendo una amenaza global. Incluso los países sin brotes activos deben fortalecer sus sistemas de salud y garantizar altas tasas de vacunación para evitar la propagación del virus.