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Publicado en: 02/12/2021

Las personas que precisarán ayuda humanitaria en el mundo sumarán 274 millones en 2022

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ONU

        

Los conflictos, la crisis climática, las enfermedades y la crisis socioeconómica debida a la pandemia de COVID-19 seguirán empujando a más gente a depender de la ayuda de emergencia y a necesitar protección en 2022, cuando las personas con requerimientos vitales llegarán a 274 millones, alertó este jueves la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).

El año pasado, esa cantidad se cifró en 235 millones, lo que implica un aumento de casi 17% en tan sólo 12 meses.

Para aliviar las necesidades más urgentes de 183 millones de esas personas durante el año próximo, la ONU requerirá 41.000 millones de dólares, con un programa tres veces mayor que el de 2021 debido a las crecientes necesidades.

De acuerdo con el Panorama Humanitario Global para 2022, la población que precisa asistencia básica vive en 63 naciones y, sumada, equivaldría al cuarto país más poblado del mundo.

El informe destaca el deterioro de la situación humanitaria en América Latina y el Caribe. Hace cinco años, sólo Haití tenía un Plan de Respuesta Humanitaria, mientras que ahora hay seis en toda la región. La ONU pide 2500 millones de dólares para asistir a los venezolanos tanto en su país como emigrados, 200 millones para Colombia, 114 millones para El Salvador, 153 millones para Guatemala y 143 millones para Honduras.

Los pobres son los primeros y más afectados

En la presentación del informe en Ginebra, el jefe de OCHA, Martin Griffiths afirmó que el cambio climático está afectando “primero y de peor manera” a las personas más pobres y vulnerables del mundo.

Además, se refirió a la prolongación de los conflictos y la inestabilidad en países como Etiopía, Myanmar y Afganistán, que han empeorado la precaria situación de sus respectivas poblaciones.

“Y por supuesto, la pandemia de COVID-19 no ha desaparecido”, dijo, lamentando que los países pobres sigan sin tener acceso a las de vacunas.

Griffiths señaló que las vidas y los medios de subsistencia individuales, la estabilidad nacional y regional y décadas de desarrollo están en peligro y advirtió que el costo de la inacción ante estos retos es alto.

Rayo de esperanza

“Mi objetivo es que este llamamiento pueda ayudar de alguna manera a restaurar un rayo de esperanza para millones de personas que lo necesitan desesperadamente”, apuntó.

El estudio destaca que más del 1% de la población mundial ha debido desplazarse y que la pobreza extrema se incrementa nuevamente.

Recuerda también que, en la mayoría de las crisis, las mujeres y las niñas son las que más sufren, que aumentan las desigualdades de género y, con ello, los riesgos que corren, por lo que necesitan protección.

Riesgo de hambrunas

El coordinador humanitario de la ONU advirtió que hay 45 millones de personas en 43 países en peligro de hambruna.

Explicó que, sumada a otros factores, la crisis del COVID-19 ha devastado los medios de subsistencia y ha impulsado el incremento de la pobreza extrema en el mundo.

El informe indica que el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda ha aumentado drásticamente y que el riesgo de hambruna es ya una realidad.

“Y las crisis alimentarias incentivan a su vez más violencia y explotación de mujeres y niños”, recordó Griffiths.

Agregó que, para aliviar estas emergencias, las organizaciones humanitarias han respondido con acciones urgentes que incluyen transferencias en efectivo y asistencia alimentaria directa, apoyo a los trabajadores autónomos, alimentación de ganado y ayuda a la producción de cultivos.

Logros en 2021

El jefe de OCHA aseguró que, gracias a la generosidad de los donantes, el sistema humanitario brindó alimentos, medicamentos, atención médica y otra asistencia esencial a 107 millones de personas durante el año en curso, una cifra que llega al 70% del objetivo que se fijó al iniciar 2021.

Si bien no se alcanzó la meta en su totalidad, se registraron grandes logros, añadió, citando que más de medio millón de personas evitaron la hambruna en Sudán del Sur.

Asimismo, subrayó la atención médica que se dio a diez millones de personas en Yemen, evitando así la hambruna.

Con respecto a Afganistán, otra de las grandes crisis humanitaria, sostuvo que las agencias de ayuda, nunca abandonaron al país cuando los talibanes tomaron el poder en agosto.

Fondos insuficientes

Griffiths reconoció el esfuerzo de los donantes internacionales y los Estados miembros, que aportaron más de 17.000 millones para los programas humanitarios pese la difícil situación económica derivada de la pandemia; sin embargo, destacó que los fondos recibidos no son muchos cuando se observan las necesidades existentes. El financiamiento conseguido no llegó a la mitad del solicitado.

“La ayuda es importante y puede marcar la diferencia, aunque no es una solución, la asistencia no es un remedio, no es una forma de estabilizar sociedades”, enfatizó Griffiths.

En este sentido, aclaró que el socorro humanitario no reemplaza la asistencia para el desarrollo ni el financiamiento de la sociedad y la economía. “Es un salvavidas. Somos conscientes de que no obtendremos 41.000 millones de dólares, pero intentaremos conseguir lo que podamos”, acotó.

OCHA especificó que las necesidades totales del Panorama Humanitario Mundial se han duplicado en sólo cuatro años y que para 2022 hay nueve planes para países con necesidades superiores a mil millones de dólares: Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen. Otros planes de menores presupuestos incluyen a Colombia, El Salvador, Haití, Honduras y Venezuela.

También superan los mil millones de dólares los recursos que requieren los planes regionales para Sudán del Sur, Siria y Venezuela.