Usos del Dióxido de Cloro: experiencias regulatorias

Resenha / Resumo:
Ante las exposiciones repetidas de casos (confirmados o sospechosos) de COVID-19, especialmente cuando el equipo de protección personal resulta insuficiente, la búsqueda de alternativas para la profilaxis segura y efectiva para proteger a los trabajadores de la salud, arroja un sinnúmero de respuestas, algunas viables y otras no. Una de las propuestas promueve al uso del dióxido de cloro como desinfectante de superficies.
En esta pandemia la falta de tratamientos o vacunas también trae aparejada la promoción y venta productos ilegítimos que indican tener propiedades curativas para la COVID-19, como es el caso de aquellos que contienen dióxido de cloro(ClO2) o derivados, usados solos o en combinación. Este consumo desmedido, sin evidencia alguna, preocupa a las autoridades regulatorias las cuales se enfrentan a una población desesperada y poco informada que busca métodos alternativos sumamente tóxicos que han comenzado a cobrar vidas. La FDA ha publicado este año una serie de eventos adversos graves en pacientes que han consumido dióxido de cloro, incluidos: insuficiencia respiratoria, alteraciones en la actividad eléctrica del corazón, hipotensión, insuficiencia hepática, anemia, vómitos y diarrea grave (FDA, 2020).El 16 de julio pasado, la OPS emitió la recomendación de no utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.